lunes, 21 de enero de 2013

Tienes alergia?

Las características clínicas generales de las reacciones alérgicas son:

  • Anafilaxis (Shock anafiláctico): Es un síndrome caracterizado por una migración masiva desde los vasos sanguíneos de líquidos a los tejidos provocando inflamación en distintos órganos del cuerpo humano y taquicardia e hipotensión; si no se trata como una urgencia vital, provoca la muerte por colapso cardíaco. Según el modo de presentación, existen dos tipos:
    • Inmediata: Se produce normalmente cuando el alérgeno entra en el torrente sanguíneo rápidamente. Las causas son principalmente por medicamentos y picaduras de insectos.
    • Retardada: Cuando un alérgeno entra en contacto con el ser humano por vía digestiva, contacto o inhalada. Las causas son alimentos, medicamentos por vía oral, látex por contacto cutáneo, etc.

Hay que tener en cuenta que no todas las anafilaxis son alérgicas. A las anafilaxis no alérgicas se denominan reacciones anafilactoides y se cree según varios estudios de laboratorio que están provocadas por la IgG.

  • Rinitis alérgica: Afecta a la mucosa nasal y es causada por pólenes de árboles, gramíneas, etc.
  • Trastornos gastrointestinales: Náuseas, vómitos y diarrea.
  • Rash cutáneo: Erupción cutánea derivada de una alergia a una sustancia.
  • Asma extrínseca: Es una enfermedad inflamatoria muy compleja que afecta a los bronquios y bronquiolos donde una sustancia que resulta normalmente inerte para el ser humano actúa como un disparador del proceso de inflamación de los tejidos orgánicos de la mucosa bronquial mediados por la IgE. Constituye más del 50% de los casos de asma. Se caracteriza por su predominio nocturno junto a una hiperreactividad de las vías respiratorias bajas frente a la exposición a antígenos comunes inhalados del medio ambiente.
Cuando más temprana sea la detección de esta alteración pulmonar, mayores serán las posibilidades de revertirlo mediante el empleo de fármacos. La principal medida de prevención primaria consiste en identificar y evitar el contacto con el/los alérgeno/s y luego recurrir a la farmacoterapia.

Para diagnosticar una enfermedad alérgica se debe establecer una correlación entre la sintomatología observada, un alérgeno desencadenante y la participación del sistema inmune, esto se inicia con una historia clínica del paciente, considerando los antecedentes familiares, y un examen físico. En muchos casos se debe recurrir a una serie de pruebas complementarias que permiten poner en evidencia la presencia del alérgeno sospechoso.

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